MADRID.- Ann tenía 30 años cuando tuvo un derrame en el tronco encefálico, la base cerebral que conecta con la médula espinal. Dejó de mover las piernas, los brazos y hasta los músculos que accionan sus cuerdas vocales. Ahora, tras años de entrenamiento con inteligencia artificial (IA), una interfaz cerebro máquina (BCI, por sus siglas en inglés) le permite comunicarse casi en tiempo real con su propia voz sintetizada. Para lograrlo, su cabeza tiene que estar conectada a una máquina que registra su actividad neuronal mediante una malla de 253 electrodos que le ponen directamente en el cerebro. Pero es la primera vez que puede hablar, aunque sea como un robot y enchufada, en más de dos décadas.